Cuando los membrillos ganaron la batalla

Siento comunicaros que en la madrugada del 1 de diciembre, cuando ya pasaba la 1, el dulce de membrillo se abrió paso por mi cocina a gotazo limpio haciendo retroceder mis efectivos (a saber, cuchara de madera y guante de latex) hasta que cualquier tipo de maniobra fue imposible. He aquí el escenario tras la dominación.



Todo aquel que quiera probar el dulce sabor de la derrota, no dude en pasarse por la calle correo.



Crónica del suceso:

1,2 kg de membrillos pelados, sin corazón y cortados en rebanadas
1,8 kg de azucar

Poner los membrillos en un puchero con 1,2 L de agua y cocer despacio y con el recipiente tapado durante 25 minutos. Destapar y seguir cociendo hasta que la fruta esté casi deshecha. Añadir el azúcar y revolver para que se disuelva. Aumentar la temperatura y, cuando la ebullición sea viva, hacer la prueba de la coagulación retirando el puchero del fuego (colocar una cucharada en un plato bien frio, dejar reposar durante medio minuto, después pasar el dedo, si se hace arruga en la superficie es que está listo). Desespumar, envasar en tarros de cristal con un buen cierre hermético. Limpiar la cocina, la ropa, y todo aquello que se encuentre en un radio de metro y pico.